Trampas mentales
PENSAMIENTOS QUE NO AYUDAN
​Una de las principales formas en que la atención plena ayuda con el estrés es permitiéndote observar las trampas mentales que pueden desempeñar un papel en tu estrés o en tu reacción al estrés.
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Las trampas mentales son hábitos mentales comunes que tienden a aumentar el estrés y el dolor.
Una vez que hayas llegado a reconocer estas trampas, podrás evitar caer en ellas con mayor facilidad.
Es posible que al principio solo las reconozcas una vez que hayas caído en ellas, pero con el tiempo y la práctica, podrás atraparte antes de que te enganches por completo.
Y, con el tiempo, podrás ver estas trampas a medida que te acerques a ellas, tal vez no siempre, pero con la suficiente frecuencia como para marcar una diferencia real en tu estrés, tu bienestar y en cómo experimentas tu vida.
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DIALOGO INTERNO NEGATIVO
El diálogo interno es, naturalmente, la forma en que te hablas a ti mismo. También se refiere a los estilos habituales de pensamiento y a cómo interpretas automáticamente los acontecimientos.
Desafortunadamente, este monólogo interno suele ser negativo. No es ningún secreto que cada uno de nosotros es su peor crítico.
Las personas suelen ser increíblemente duras consigo mismas.
Después de hacer algo de lo que te arrepientes, es probable que tengas pensamientos como “soy un idiota” o “no valgo nada”, o incluso puedes llegar tan lejos como para pensar “me odio a mí mismo”.
Tal vez analices una única acción lamentable y hagas suposiciones globales como “nunca haré esto bien, nadie puede ayudarme y las cosas nunca cambiarán”.
Considera esto: si un amigo dijera este tipo de cosas negativas sobre ti, ¿cómo te sentirías? Podrías sentirte desesperanzado, triste o enojado, o tal vez no quieras pasar tiempo con esa persona en absoluto.
Cuando surgen sentimientos de estrés, ansiedad o pánico, puede ser como usar anteojos que tienden a distorsionar la realidad y hacerla más preocupante.
Esto mantiene los circuitos de ansiedad girando en tu cabeza, exacerbando los miedos y posiblemente provocando pánico.
Por ejemplo: los pensamientos “no soy lo suficientemente bueno”, “nadie me entiende” o “nunca encontraré una pareja” no son para nada de ayuda frente a una situación difícil en la vida
Al contrario, dejarse por estos pensamientos puede conducir a un aumento del estrés, la ansiedad y el estado de ánimo deprimido.
LOS PENSAMIENTOS SON CREACIONES DE LA MENTE
De repente, cuando uno se siente mal, empiezan a surgir los juicios sobre uno mismo, como “No soy digno y soy una mala persona”, “Nadie me entenderá nunca porque soy diferente y extraño y no encajo en este mundo” o “Soy la persona más indeseable del mundo. Nadie está interesado en mí”.
La belleza de la atención plena es que puede ayudarte a aprender a tratar los pensamientos, incluidos estos tipos de pensamientos angustiosos, como eventos mentales en lugar de hechos.
Cuando un pensamiento aparece en tu mente, puedes pensar en él como una creación de tu mente.
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Puedes tomar conciencia de él incluso cuando surge y también notar cuando finalmente pasa.
De la misma manera que puedes sentarte junto a un arroyo y ver las hojas flotar o mirar al cielo y ver las nubes ir y venir, mientras practicas la atención plena aprenderás a ser más consciente de todo lo que está en tu mente sin apegarte a ello, solo siendo consciente de ello cuando viene y se va.
ESTILOS HABITUALES DE PENSAMIENTO
Además de permitir que el diálogo interno negativo se descontrole, es fácil quedar atrapado en estilos habituales de pensamiento que pueden hacer que te sientas estancado y de mal humor, lo que obviamente es perjudicial para tu bienestar.
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Debido a que estos patrones de pensamiento a menudo ocurren de manera inconsciente, es útil IDENTIFICARLOS para que puedas ser consciente de cuándo puedes estar cayendo en estas trampas.
El propósito de este ejercicio no es juzgarte a ti mismo, sino simplemente aumentar tu conciencia de un estilo de pensamiento que puede estar operando para mantenerte estancado.
Con esta mayor conciencia viene la oportunidad y la capacidad de elegir mirar la situación de manera diferente o ver tus pensamientos como simples eventos, en lugar de hechos
1. Catastrofismo
El catastrofismo es un estilo de pensamiento que amplifica la ansiedad. En situaciones desafiantes, espera el desastre e imagina automáticamente el peor resultado posible.
Es un juego de "qué pasaría si" de los peores escenarios posibles.
Un ejemplo sería decirle a alguien que está lloviendo muy fuerte y que responda: “Sí, parece que nunca va a parar. Se va a inundar y vamos a perder todas nuestras cosechas”.
2. Exagerar lo negativo
Exagerar lo negativo y restarle importancia a lo positivo van de la mano y contribuyen a estados de ánimo ansiosos y depresivos, ya que se minimizan o no se reconocen las experiencias positivas, mientras que se magnifican los detalles negativos.
Un ejemplo es cuando dices algo positivo y luego usas la palabra “pero” para dar paso a una afirmación negativa, como “Me va mejor en el trabajo, pero sigo cometiendo errores”.
Esto resta importancia a lo positivo y le da más poder a lo negativo. Experimenta reemplazando “pero” por “y” para dar a ambos aspectos el mismo peso.
3. Leer la mente
Leer la mente implica convencerte a ti mismo de que sabes lo que otras personas están pensando y sintiendo y por qué actúan como lo hacen, sin evidencia real.
Por ejemplo, puedes asumir incorrectamente que a alguien no le gustas o que está fuera de lugar. para conseguirte. Tales interpretaciones tienden a cultivar la ansiedad o la depresión.
4. Ser el experto
Ser el eterno total es una receta para tener un alto estrés, ya que requiere estar constantemente en guardia.
Cuando estar equivocado no es una opción, estás continuamente poniéndote a prueba para defender tus opiniones y acciones.
5. Los "debería"
Los "debería" son un patrón de pensamiento demasiado común que puede conducir a la culpa o la ira, además del estrés.
Los "debería" implican tener una lista de reglas inquebrantables para ti o para los demás.
Si rompes tus reglas para ti mismo, a menudo surge la culpa porque no has estado a la altura de tus propias expectativas. Si otros rompen estas reglas, es probable que te enojes o te sientas resentido.
6. Culpabilizar
Echar la culpa implica responsabilizar a los demás de nuestro propio dolor o responsabilizarnos a nosotros mismos de los problemas de los demás.
Al culpar a los demás, siempre hay alguien o algo fuera de nosotros que es la causa de nuestro sufrimiento y dolor.
Sin embargo, por lo general no podemos cambiar a los demás y es posible que no podamos cambiar las circunstancias; solo podemos esperar cambiarnos a nosotros mismos.
Si percibimos que la solución está fuera de nosotros, nos privamos del poder de efectuar cambios.
Dar rienda suelta a este tipo de pensamiento es una receta para el estrés, la ansiedad e incluso el estado de ánimo deprimido.
TOMAR DISTANCIA DE TUS PENSAMIENTOS
El solo hecho de ser consciente, sin juzgar, de nuestros estilos de pensamiento nos permite salir de ellos y obtener más información sobre el funcionamiento interno de nuestra mente.
En otras palabras, nos permitirá trabajar más hábilmente con nuestra mente, en lugar de dejar que nuestra mente nos controle.
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