Estudios previos han identificado dos subgrupos de víctimas de violencia escolar. Un primer subgrupo lo componen la mayoría de víctimas que se caracterizan por su respuesta pasiva y sumisa ante los ataques, mientras que un menor porcentaje, aunque en mayor riesgo de desajuste psicosocial, combina la victimización con un comportamiento desafiante, hostil y agresivo. El presente estudio se centra en el segundo caso, con el objeto de analizar los posibles factores influyentes en el proceso de transición de la victimización a la implicación en conductas agresivas en el contexto escolar. La premisa de partida se fundamenta en la teoría propuesta originalmente por Emler, que sostiene que la percepción de desprotección de la víctima en la situación de intimidación, puede resultar en la búsqueda de una reputación antisocial que le ayude a auto-defenderse ante futuros ataques, una imagen social que se configura precisamente con la implicación en actos violentos. Para analizar estas relaciones, se utilizó una muestra de 1795 adolescentes de entre 11 y 18 años, escolarizados en nueve centros de educación secundaria obligatoria.

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