La investigación sugiere que la relación de los padres tiene una influencia considerable en las relaciones íntimas de los hijos. Se ha encontrado que hijos de familias divorciadas son sexualmente activos a una edad más temprana, tienen más parejas sexuales, y son más proclives a cohabitar y a ser más propensos a casarse a una edad más temprana. Los hijos de familias divorciadas y aquellos de familias intactas pero de matrimonios de baja calidad tienen similaridades en sus actitudes respecto de las relaciones. Una buena relación con al menos un padre parece compensar los efectos negativos del conflicto parental (texto en inglés)

El Poder de la Gratitud
Registrar las bendiciones en vez de las cargas: Una investigación experimental de Gratitud y Bienestar Subjetivo en la Vida Cotidiana